¿Por qué algunas mujeres
tienen – creo que gracias a Dios no debo decir tenemos – la fea costumbre de
parecer desesperadas?
¿Por qué algunas mujeres no
pueden pasar solas – es decir, sin novio – ni un (sábatico) mes?
¿Cuál es la necesidad de
sentir que sin un hombre a su lado no son un ser completo?
¿En serio, se creyeron eso
de la costilla de Adán?
Es cierto que el amor es
fundamental. Si no, no sería la fuerza que mueve al mundo, me dijo un amigo
ayer. Pero, cuando estamos con alguien sólo por no estar solos, no puede haber
amor – ni propio ni hacia la otra persona -.
Por eso, me parece tan
raro, cuando veo en redes sociales a amigas – y amigos también, que no sólo es
un problema femenino – que pasan de estar en una relación con Marco, el de los
ojos gatos a estar en una relación con Óscar, el moreno musculoso, sin haber estado
ni un día SOLTERA.
¿Eso es amor o es la
desesperación de no tener que encontrarse a solas consigo misma?
O bien, la chica que pone de
perfil, una foto suya haciendo yoga en brasier y le manda invitación al primer “mae”
guapo que ve en Facebook, le empieza a hablar y al día siguiente escribe en su
estado: “Es un sueño hecho realidad, no quiero despertar”. ¿En serio, hay que
recurrir a eso para encontrar pareja?
Alguien me dijo que cuando
dejamos de buscar, es cuando suele aparecer la persona ideal.
Quizás,
precisamente sea porque al dejar de buscar dejamos de actuar como desesperadas,
nos damos nuestro espacio, nos vemos más seguras y libres, y automáticamente
eso atrae a los mejores hombres.
No sé, no es que yo haya
encontrado ya al hombre perfecto. O tal vez, sí. Ni que haya superado mi crisis
de baja autoestima. Sólo es un punto mínimo: Por favor, por dignidad y amor a
Dios, no luzcas desesperada, que en la desesperación “uno acepta cualquier cosa”.
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