31 ene 2015

El reto de ser vegetariana por un mes

Aunque parezca una completa locura. Porque lo parece, yo sé. He aceptado el reto de ser vegetariana por un mes.

Regalaré la carne de pollo y res que compré hace un par de días en el supermercado; guardaré los atunes para después y compraré más frutas y verduras de lo que acostumbro.



Me daré como regalo de cumpleaños – cumplo 24 el 20 de febrero – un mes libre de carne y de frescos gaseosos.

¿Qué por qué lo hago? Supongo que primero que nada por mi salud (debo bajar al menos 12 kilos y mermar la intensidad de mi hígado graso) pero también porque representa un reto para mí.

Normalmente, como carne todos los días. En Cuaresma, casi todos los viernes sin darme cuenta termino comiendo carne; cuando estoy cocinando siempre hago platillos con carne y cuando llevo prisa abro un atún.

Ese apego injustificado y absoluto a la carne me tiene hasta la coronilla.

Por otro lado, hace unos días mientras preparaba mi famosa salsa bolognesa para la pasta, debo reconocer que se me rompió el corazón: de la nada, la carne empezó a botar sangre y se veía tan fresca que sentí como yo misma mataba a la vaca y la convertía en mi almuerzo. No pude con eso.

Además, ¿quién quita y me guste cambiar mi dieta?



Ya veremos cómo me va. Hoy por ejemplo, salí a almorzar con un buen amigo a mi restaurante favorito y pedí de entrada una focacia con ensalada caprese y de plato fuerte me comí media pizza vegetariana; todo con un fresco de albahaca, para coronar con una panacota regada con chocolate.

Bueno bueno, lo reconozco: más vale que disminuya las porciones y mis salidas a comer o la que parecerá vaca seré yo por más vegetariana que termine siendo.

¡Deséenme suerte, carajo!

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