Esta noche, una película
británico francesa me llevó a pensar en mi vieja amiga, la mujer de cuya
historia me enamoré mientras estudiaba Periodismo y cuando ella todavía estaba bajo arresto
domiciliario, encarcelamiento que inició casi 15 años antes.
Aung San Suu Kyi, la
profesora graduada en Oxford y que había trabajado para Naciones Unidas pero
cuyo destino la encontró siendo una ama de casa y madre dedicada, muy lejos de
su tierra natal, Birmania.
Hija del héroe nacional, Aung
San, su genética la revestía de un coraje y fortaleza implacables mientras que
la dictadura militar violenta y degradante, de la cual era testigo, la obligó a actuar, a luchar por la democracia y la defensa de los más humildes, de la
voz del pueblo.
Su tenacidad para soportar
la persecución política, la violación a sus derechos, el asesinato de sus
amigos y seguidores, la represión y la lejanía de sus seres amados (sus hijos
viven en Inglaterra, y son ciudadanos de ese país), fue inquebrantable; incluso
en 1999 cuando murió Michael Aris, su esposo y compañero incondicional.
Hoy, cuando tengo casi 24
años, es que por fin comprendo la importancia de su lucha pacifista
pero perseverante, inspirada en Gandhi.
Hoy que soy una mujer
adulta, profesional, independiente pero idealista, es que entiendo las razones
por las que obtuvo el premio Nobel de la Paz en 1991, año en que nací. Creo que
eso, precisamente, es una señal.
Quizás nunca la vea ganar - de nuevo - las elecciones en su país, que se celebrarán a mediados de 2015, ni celebre sus
reuniones con Barack Obama – cuyo discurso sobre el tema birmano me parece de
doble moral e inconsistente – pero espero que su historia inspire a muchas
mujeres en el mundo para romper los esquemas, luchar por sus ideales y defender
sus principios, no importa las circunstancias.
Bueno, reconozco que tal vez yo que nací en un
país libre, democrático y pacífico no pueda visualizar en toda su magnitud la
valía de esta mujer y su lucha, pero sé que ella - junto a otros grandes – sembró en mí el
amor por los Derechos Humanos y la esperanza de un mundo mejor.
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