21 sept 2016

¿Más plástico que peces en los océanos?

La semana pasada, inicié un curso del Banco Mundial sobre Cambio Climático motivada, precisamente, por la toma de conciencia que he tenido en 2016, a mis 25 años, sobre el poder que tenemos las nuevas generaciones para aportar en positivo al mundo.

Gracias a eso conocí datos que me pararon los pelos. ¿Sabés cuáles son las verdaderas consecuencias de nuestros excesivos hábitos de consumo y nuestro apego a los aparatos electrónicos, botellas y bolsas de plástico, carros que utilizan combustibles fósiles, textiles y papel?

Sólo en Latinoamérica y el Caribe nos exponemos a continuos ciclones tropicales, aumento en los niveles del mar, derretimiento de los glaciares andinos, olas de calor, cambios en los patrones de las lluvias, amenazas para el agua dulce por intrusión salina y afectación directa sobre la agricultura de subsistencia y la pesca.

Por ejemplo, en los próximos años es probable que se reduzcan considerablemente los rendimientos agrícolas de cultivos importantes para Costa Rica y que disminuya la producción de ganado para carne y leche, afectando a cientos de familias campesinas, que nunca han conocido otra forma de ganarse la vida, obligándolas a llevar a cabo trabajos informales y a vivir en una situación de mayor pobreza.

En la costa atlántica de Centroamérica se espera, además, una reducción en la cantidad de peces de entre un 5% y un 50%. De hecho, según estimaciones de MARVIVA, en 2050 habrá más plástico que peces en los océanos.  


Situaciones como esas sólo provocarán grandes olas migratorias (como las que ya estamos viviendo) y el riesgo de conflictos debido a la escasez de recursos.

Por eso creo que llegó la hora de que los y las jóvenes – gente común como vos y como yo - se planteen cómo desarrollar proyectos de emprendedurismo, voluntariado y obras de responsabilidad social que busquen contrarrestar el calentamiento global y disminuir los niveles de contaminación en nuestras ciudades y puertos. ¡Nosotros somos el cambio que queremos ver en el mundo!

Se trata, básicamente, de pequeñas modificaciones en nuestro estilo de vida que sumadas todas (entre los 588 millones de habitantes de Latinoamérica y el Caribe), pueden ayudarnos a salvar el planeta de a poco…


Yo, por ejemplo, hace un par de meses decidí que no usaría más pajillas. Hoy me sumé al #DíaSinCarroCR y caminé desde mi casa en Rohrmoser hasta mi trabajo en Barrio México. Desde hace un par de años cumplo a rajatabla con la #HoraDelPlaneta. Y me prometí a mí misma comprar cuanto antes bolsas de tela para ir al súper. Además, nunca tiro ropa que no uso; siempre es mejor donarla para personas necesitadas o para reutilización.

En casa, también separamos para reciclar las botellas de vidrio. Y mi sobrino, con quien vivo, decidió sumarse al Reto #ChaoPlásticoDesechable.


También creo que podríamos donar e intercambiar nuestros libros de manera que compartamos el conocimiento y aprovechemos el material que ya está impreso, y de ahora en adelante sólo compremos libros en digital, entre muchas otras ideas que son fáciles de implementar. ¿Vos también te apuntás? ¿Si no lo hacemos nosotros, entonces quién?

Fotos: MARVIVA Costa Rica y video del Banco Mundial. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho prima definitivamente hoy en día con eso de querer la vida más fácil todo es plástico y todo es desechable yo también dono la ropa que no uso y en lo que a mi concierne trato siempre de no usar bolsas plásticas si no las necesito además trataré de no usar pajillas.