Esta semana que recién
termina, fue una de las más intensas que he vivido. Y probablemente la más
especial, profesionalmente hablando, desde que soy reportera.
Lo primero que ocurrió fue el estreno del nuevo noticiero:
Noticias Monumental, la noticia a su alcance. Un formato más perfeccionado, más
profundo, más cuidado y minucioso de hacer las noticias y presentarlas de
manera más amena, con énfasis en la conversación y la cercanía.
A mí me tocó presentar, junto a mi jefe Randall Rivera, la primera
emisión de este noticiero. Espero con el paso de los días, ir agarrando más
confianza y lograr suficiente seguridad para intervenir en radio o en tele, tal
y como lo haría Alejandra Oraa de CNN.
Lo siguiente que pasó fue la cobertura especial del 1 de Mayo
desde la Asamblea Legislativa. Se trata de una jornada periodística que inicia
a las nueve de la mañana y finaliza a las nueve de la noche. Son doce horas de
corre corre, buscando entrevistas de diputados y líderes políticos para hacer
un análisis del contexto político del Congreso durante la elección de su nuevo
Directorio.
Y finalmente, la semana acabó con uno de los eventos más
espectaculares que le corresponda cubrir a cualquier reportero: La celebración
de la cumbre de presidentes del Sistema de la Integración Centroamericana
(SICA) con la visita especial del Presidente de los Estados Unidos, Barack
Obama.
Debo decirlo: Yo no vi a Obama. Y sí, lloré con amargura por haber
trabajado tanto sin poder verlo ni de lejos. Ya les cuento por qué.
El caso es que la redacción fue dividida y a mí me tocó cubrir
desde el Teatro Nacional, la cena entre mandatarios celebrada el viernes a las
siete de la noche.
No obstante, llegamos a las once de la mañana y nos ubicamos
en el perímetro correspondiente a prensa, frente al Hotel Costa Rica, en la
Plaza Mora Fernández. Allí estuvimos todo el día, haciendo salidas con
información sobre el ambiente. Hasta las cinco y media cuando empezaron a
llegar los mandatarios de Centroamérica.
A las siete empezó la cena y nos dimos cuenta que Barack Obama
había entrado, sin que nadie supiera, por una puerta lateral acondicionada
especialmente para la delegación estadounidense. Por ahí mismo salió, y yo no
vi nada.
No obstante, conocí a los presidentes: Porfirio Lobo de Honduras;
Otto Pérez Molina de Guatemala que tenía muchas ganas de hablar con la prensa
(dicen que sólo atiende a los periodistas cuando está fuera de su país); Ricardo
Martinelli de la hermana República de Panamá; y mi querido Mauricio Funes,
quien además de Presidente de El Salvador es periodista.
Daniel Ortega de Nicaragua sólo saludó con la mano, al mejor
estilo de una reina de belleza. Y Danilo Medina de República Dominicana y el
primer ministro de Belice, Dean Barrow, ni siquiera miraron a los
periodistas.
Fue una experiencia única. Compartir espacio con reconocidos
periodistas de medios internacionales y nacionales. Conversar con amigos y
colegas. Hacer nuevas amistades mientras soportábamos el calor del sol, la
lluvia, el hambre, el frío, el dolor de piernas y de espalda (por permanecer
tanto tiempo de pie), con tal de tomar unas fotos y grabar las declaraciones de
políticos tan importantes, es algo que nunca olvidaré.
A pesar de nuestros trajes elegantes, los tacones y el maquillaje,
se trató de una cobertura muy poco glamorosa, porque cuando de acceder a la
noticia se trata, se nos olvida la elegancia y el tupé.
La semana acabó ayer sábado, en una guardia muy especial,
atendiendo el nuevo sitio web que me encanta. Llegué a casa a las nueve de la
noche, y aún no me creo que haya sido partícipe de una semana
periodística tan emocionante. Es un sueño hecho realidad. Y eso que YO NO VI A OBAMA.
:(
P.d: En todas las fotos tengo la misma ropa, aunque fueron tomadas en días diferentes, porque era nuestro uniforme para la coberturas de esta semana.